20.2.07

Prevención comunitaria

La prevención ha sido uno de los campos de la ciencia comunitaria que mayores avances teóricos y metodológicos ha experimentado en los últimos años. Desde las propuestas de Wandersman y otros autores, referidas al puente entre ciencia y práctica en la prevención, pasando por las propuestas del modelo ecológico en las intervenciones comunitarias de prevención y promoción de la salud, o los avances actuales en promoción de la salud y la prevención del consumo y abuso de drogas en el ámbito educativo.

De un modo genérico podemos distinguir entre prevención primaria, secundaria y terciaria en función del momento de intervención y del objetivo de prevención. La prevención primaria se centra en un determinado problema y actuar sobre los factores que lo generan. Toma en consideración los factores de riesgo y protección respecto a ese problema concreto (que puede ser el consumo de drogas, las enfermedades de transmisión sexual etcétera) y trata de evitar su aparición. Con la prevención secundaria nos encontramos ante una situación diferente. En este caso, las actuaciones intentan solucionar un problema que ya existe tratando de hacerlo desaparecer por completo y evitar que aparezcan complicaciones posteriores. Finalmente la prevención terciaria se trata de paliar las consecuencias que el problema genera, sin prestar atención a su desaparición y/o solución. Por ejemplo, se trata de ofrecer servicios de paliación de las consecuencias del consumo de drogas, por ejemplo a través de la apertura de narcosalas o el suministro de metadona, en los casos de adicción a la heroína. Por otro lado, la promoción va más allá de la prevención primaria, tratando de fortalecer y potenciar los aspectos positivos de la persona como base para que adquiera los recursos necesarios para evitar la aparición de problemas. Se trata de centrarse no en la evitación de los factores de riesgo, sino en la promoción de los factores de protección.

En cuanto a los modelos de prevención existentes, podemos centrarnos en el campo de la prevención de drogodependencias para ejemplificar la evolución de estos modelos a través de los últimos años. Por ejemplo, hasta la década de los 70, se consideraba al adicto a determinadas sustancias como un delincuente, que desarrollaba una conducta atípica y culpable. Posteriormente surgieron modelos basados en el suministro de información. Estos modelos se basan en ofrecer información sobre el problema y sus consecuencias a la población, suponiendo que el razonamiento de los individuos será suficiente para evitar el problema (en este caso el consumo de drogas). El modelo biopsicosocial toma en consideración los factores biológicos, psicológicos y sociales que influyen y determinan el comportamiento humano. Este modelo toma en consideración el problema de forma completa, tomando en consideración todas las circunstancias que rodean a la persona e incide en el cambio de actitudes y comportamientos desde una intervención integral.

En todo caso, es importante tomar en consideración la participación de la comunidad en el diseño e implementación de los programas de prevención, pasando de ser meros receptores de las estrategias a partícipes en el proceso de prevención comunitaria.

Siguiendo con el ejemplo del consumo de drogas, en la prevención escolar, puede ser oportuno que los jóvenes participen en las tareas y actividades de prevención, por ejemplo a través de talleres de elaboración de materiales de prevención. Por otro lado se debe fortalecer la resistencia de los jóvenes para disminuir la posibilidad de contacto y consumo de drogas, teniendo en cuenta la amplia disponibilidad de estas. Además de deben promover cambios de comportamiento y ayudar a la formación de los valores y la personalidad en todo el proceso educativo.


Para saber más:


Maya Jariego, I. & Holgado, D. (2006). La potenciación comunitaria en la mejora de la implementación de programas. Un estudio de caso de prevención en el ámbito educativo. En G. Tonón (comp.). Juventud y protagonismo ciudadano. Buenos Aires: Espacio.

Goodman. R.M., Wandersman, A., Chinman, M., Imm, P. & Morrisey, E. (1996). An Ecological Assessment of Community-Based Interventions for Prevention and Health Promotion: Approaches to Measuring Community Coalitions. American Journal of Community Psychology, 24 (1), 33-61