Como hemos apuntado en post anteriores, la intervención comunitaria en los centros escolares en materia de prevención del consumo y abuso de drogas es necesaria, por cuanto es éste un ámbito de socialización fundamental para los jóvenes. A raíz de su aparición en la normativa, la mayoría de los coordinadores llevan a cabo la mediación en la aplicación de los programas educativos Dino, Órdago, Prevenir para Vivir y otros, aunque es cierto que con resultados dispares. Suelen presentar un listado de actividades posibles de prevención de drogas a realizar durante el curso escolar: reunirse con el equipo directivo para ofrecer los materiales correspondientes a estos programas, involucrar a la familia en la prevención educativa de sus hijos y realizar otras actividades complementarias de prevención comunitaria (celebración de días sin alcohol, sin tabaco, talleres, etcétera).
Sin embargo, se pueden diferenciar dos grupos respecto a los indicadores de valoración y monitorización de esta actividad. Mientras que un grupo monitoriza y lleva a cabo un seguimiento de la aplicación de estas actividades, ofrece asistencia técnica al profesorado ante las dificultades surgidas en la aplicación, y realiza una evaluación final para conocer el alcance de la implementación de los programas; otro grupo no realiza ningún tipo de seguimiento, con lo que es difícil obtener información sobre las dificultades de aplicación que surgen con estos programas y asegurar el mantenimiento de un nivel adecuado de aplicación de actividades de los programas . Por último, otro grupo de coordinadores han renunciado por diversos motivos a llevar a cabo ningún tipo de mediación de estos programas, centrándose en la prevención comunitaria a través de otras actividades en el ámbito educativo.
Las dificultades en la mediación de la aplicación de estos programas educativos, responden a un conjunto de factores relacionados con diferentes principios de la prevención en el ámbito educativo:
1. Es difícil conocer, en ocasiones, el sentido que la normativa quiere otorgar a la intervención en el ámbito educativo por parte de los coordinadores del “Ciudades ante las Drogas”. De hecho, en algunos casos nos encontramos con reacciones como la eliminación de cualquier tipo de intervención en el medio escolar ya que, según afirman algunos responsables de proyectos desde la normativa se “prohíbe a los coordinadores entrar en los centros educativos”, afirmación que no es cierta. La falta de información hace que en estos casos de desestime intervenir desde la comunidad en un ámbito de socialización fundamental para los jóvenes, como hemos apuntado.
2. En otros casos, no se ha tenido en cuenta la idiosincrasia de cada población. Hay coordinadores que aplicaban programas propios de prevención educativa en colaboración con los centros escolares. En estos casos, la falta de graduación en la transferencia de la responsabilidad en la aplicación de estos programas a los educadores, ha provocado la negativa de estos a continuar por su cuenta la aplicación de las actividades de los programas. Por otro lado, la propuesta de otros programas diferentes a los que se venían aplicando en el centro con cierto éxito, no ayuda a la motivación de los profesores para la aplicación de los nuevos programas.
3. La mayor parte de los coordinadores no utilizaban la mediación en la aplicación de estos programas con anterioridad. Por ello, deben añadir una nueva actividad que requiere de habilidades y capacidades de negociación y motivación del profesorado. En mucho de estos casos, ante la negativa inicial del centro a aplicar estos programas, los coordinadores se ven incapaces de motivar e incentivar al centro en su aplicación. En aquellos casos en que se consigue la aceptación inicial, no se lleva a cabo un seguimiento exhaustivo, con lo que los centros abandonan la aplicación en muchos casos. Cabe destacar cómo las dificultades en la mediación suelen ocurrir en poblaciones grandes, con muchos centros educativos, en los que la monitorización de la aplicación de estos programas requiere de una gran cantidad de recursos.
4. Finalmente, un último grupo (menos numeroso), no ha tenido ningún problema en la mediación, ya que era una actividad incluida en su proyecto con anterioridad a su aparición en la normativa.