Los proyectos que forman parte del programa “Ciudades ante las Drogas” responden a unas características homogéneas que provienen de la coordinación entre diferentes administraciones (Delegación, Diputación y Ayuntamientos) a la hora de gestionar y monitorizar su diseño y aplicación. Por ejemplo, todos los proyectos tienen objetivos comunes como son reducir el consumo de drogas legales e ilegales, generar procesos de sensibilización y toma de conciencia de la población, formación de agentes sociales en prevención, diseño y fomento de alternativas ocupacionales, formativas, educativas y de tiempo libre o promover la implicación de otros agentes sociales en la prevención de drogodependencias. Por otro lado, todos los proyectos tienen una estructura y contenidos similares en cuanto a la tipología de actividades que incluyen (actividades de intervención comunitaria en el ámbito educativo, actividades de formación con diferentes colectivos, actividades de dinamización comunitaria, etcétera) o la existencia más o menos clara de una intervención multi-problema y multi-estrategia (intervención con diferentes colectivos, desde diferentes organizaciones y sobre diferentes cuestiones relacionadas con la prevención del consumo de drogas y la promoción de la salud).
Sin embargo, también es cierto que es posible identificar un conjunto de dimensiones que definen a los proyectos y establecen diferencias entre ellos, como por ejemplo:
- La población diana. Por ejemplo, dedicando los recursos del programa a la intervención sólo con jóvenes escolarizados (o incluso dentro de este grupo, sólo alumnos de secundaria) o, en el caso contrario, extendiendo su actuación a diferentes colectivos (padres y madres, jóvenes en general, técnicos y profesionales de la prevención y la salud, docentes de centros educativos, mujeres, cuerpos de seguridad, población general, etcétera).
- El tamaño de esta población diana puede influir también en otras dimensiones como la disponibilidad de recursos. Nos referimos a recursos no sólo de tipo económico o material, sino también a la existencia de una coordinación municipal de las actividades preventivas y de intervención en drogodependencias (a través de las diferentes asociaciones, concejalías y organismos implicados y mediante la presencia por ejemplo, de un Plan Municipal de Drogodependencias), la colaboración de técnicos de diferentes áreas en la aplicación de los proyectos, la existencia de un coordinador contratado exclusivamente para la aplicación del programa con cierta continuidad y estabilidad, etcétera.
- Otro aspecto diferenciador puede ser el nivel de contacto y comunicación entre los coordinadores, ya que el programa “Ciudades ante las Drogas” en Sevilla, consiste como hemos visto en un conjunto de proyectos aplicados en las localidades de la provincia que parten de unos objetivos y pautas comunes de aplicación. Por ello, la coordinación y el contacto entre los diferentes responsables de los proyectos parece un aspecto de enorme importancia en la aplicación del programa. En este caso, parece que son aquellos coordinadores que han tenido mayor continuidad y llevan más tiempo al frente del programa, los que mantienen un mayor nivel de contacto e intercambio con el resto de coordinadores. Por otro lado, la proximidad física parece ser una variable que influye en el contacto con otros coordinadores.
Otros dos aspectos diferenciadores de los proyectos que integran el programa Ciudades ante las drogas son, como ya hemos visto en otras notas, los roles desempeñados por los coordinadores y los ámbitos de aplicación de los proyectos.