17.2.06

El programa "Ciudades" en Alcalá de Guadaíra

El proyecto del "Ciudades ante las Drogas" en Alcalá de Guadaíra es uno de los que cuenta con mayor experiencia de implementación dentro del programa, ya que se viene aplicando desde su comienzo en torno al año 1998. Dentro del proyecto, se incluyen algunas actividades y experiencias que resulta interesante destacar:
  • José Carlos Segura, el coordinador del proyecto, ha establecido en la localidad una amplia red de trabajo en prevención que incluye a profesores de centros educativos, técnicos en prevención y tratamiento de la localidad, representantes de asociaciones, adolescentes, etcétera que participan en la planificación, implantación y evaluación de las diferentes actividades del proyecto.
  • Llevan a cabo una evaluación longitudinal del consumo de drogas en la población adolescente de Alcalá desde 1994. Cada año eligen una muestra representativa de unos 900 alumnos de Secundaria a los que les aplica un cuestionario con diferentes indicadores de patrones de consumo (tasas, actitudes hacia el consumo, etcétera). Han publicado los resultados y además los utilizan para orientar los objetivos y recursos del proyecto.
  • Presenta a su ayuntamiento un proyecto detallado por cada actividad del programa, lo que le permite planificar con mayor detalle y eficacia los objetivos, población, recursos, implantación y evaluación de cada una de estas actividades.
  • Una de estas actividades, en las que participa el “Ciudades ante las drogas” en Alcalá, llamada Alcalá Saludable, destaca por la gran cantidad de recursos que pretende movilizar. Esta actividad se desarrolla en torno a diferentes temáticas (empleo, familia, tráfico, personas mayores y solidaridad) pero teniendo siempre como objetivo la educación en valores y la promoción de la salud. Tratan de promover acciones eficaces y originales en cada uno de los ámbitos en los que actúan. Por ejemplo, en el caso de la intervención en el ámbito educativo, tratarán de formalizar un convenio con los institutos de Enseñanza Secundaria, mediante la que se acordará que en aquellos casos en los que los alumnos sean expulsados del centro, estos llevarán a cabo una actividad comunitaria (cuidado de ancianos, acompañamiento de niños en situación de riego, etcétera) durante el tiempo que dure la expulsión. Todo ello para promover principios de solidaridad, etcétera entre este grupo conflictivo de alumnos.
  • Por último otra actividad, común a varios proyectos del programa “Ciudades”, a la que le han dado un matiz que facilita su implantación es la escuela de padres. En su caso se denomina Diálogos Familiares. La actividad va dirigida a familias en situación de riesgo, para cuya convocatoria cuentan con la ayuda de la trabajadora social de Servicios Sociales que mantiene contacto permanente con estas familias y con las que puede utilizar diferentes formas de motivación. Con esta actividad, se crean entre los asistentes, “espacios de diálogo y reflexión familiar”, en los que los padres intercambian experiencias y hablan sobre sus preocupaciones en torno a sus hijos. Estos diálogos están moderados a fin de lograr el objetivo de prevención que tiene la actividad.

16.2.06

Más recursos de prevención en la red

Como hemos apuntado anteriormente, bien como soporte para el desarrollo de programas preventivos o como apoyo a otros programas, Internet tiene una serie de ventajas como herramienta para la prevención. Estas ventajas las utilizan algunos recursos de prevención en la Red que ya hemos comentado. A continuación presentamos otros tres ejemplos de recursos de calidad:

  • La página del Observatorio Riojano de las Drogas, no se limita a proporcionar información sobre el estado del consumo de drogas y las políticas que se llevan a cabo en la región, sino que también ofrece recursos de prevención dirigidos a profesionales, padres y adolescentes. Por ejemplo, ofreciendo una guía de orientación para padres sobre el consumo de drogas de sus hijos en diferentes momentos (prevención del consumo, actuación ante un consumo experimental, ante una adicción, etcétera). El enlace a la página es el siguiente:

    http://www.larioja.org/infodrogas
  • El blog “De drogas” ofrece información principalmente sobre los diferentes tipos de drogas y los efectos de su consumo, aunque también ofrece recursos sobre prevención y sobre otros servicios de tratamiento de las adicciones:

    http://www.dedrogas.com
  • “Side-B” es un proyecto apoyado por la Fundación Salud y Comunidad. Llevan a cabo diferentes acciones preventivas sobre todo con relación al consumo de drogas y sexualidad. Algunas de estas actividades consisten en la creación de materiales sobre prevención de drogodependencias y sexo seguro, cursos de formación sobre consumo y abuso de drogas y VIH/Sida, actividades de ocio nocturno, recursos para profesionales, etcétera. Otra de estas actividades es una página web creada y organizada por jóvenes y en la que informan de las acciones que se llevan a cabo, además de ofrecer otros recursos de prevención (información sobre las drogas y sus efectos, sexo seguro, actividades de ocio alternativo, etcétera). El enlace a la página es:

    http://www.site-b.org/

15.2.06

Teoría de la acción razonada

Varios modelos teóricos pueden aplicarse en el estudio de las adicciones. Por ejemplo, la teoría del aprendizaje social proporciona el marco más general para comprender el fenómeno, puesto que nos referimos a un hábito que se va instaurando a lo largo de la socialización. Pero, probablemente el modelo más utilizado en la intervención preventiva es el que resumimos a continuación: la teoría de la acción razonada.

Acción razonada. El modelo de Fishbein y Ajzen (1980) es uno de los que se ha aplicado con más frecuencia -y con mejores resultados empíricos- en programas de intervención psicosocial. El supuesto básico es que la persona toma decisiones de manera racional, haciendo uso de forma sistemática de la información disponible. El modelo presume cierta discrepancia entre intención y conducta, y propone dos factores cognitivos antecedentes: (1) la norma subjetiva, y (2) la actitud hacia la conducta. El esquema -relativamente simple- propone en su versión más reducida la siguiente lógica:

Actitudes hacia la conducta & Norma subjetiva >> Intención de conducta >> Conducta

1. La norma subjetiva es la presión social que percibe la persona en su entorno para realizar determinado comportamiento. Este factor puede descomponerse en (a) las creencias que se atribuyen a las personas importantes del contexto, y (b) la motivación para cumplir con dichas personas.

2. La actitud hacia la conducta es la evaluación positiva o negativa que el individuo hace de la misma. También este factor puede descomponerse en (c) los resultados que se atribuyen al comportamiento en cuestión, y (d) la valoración de tales resultados.

Un ejemplo sencillo permite ver los diversos componentes del modelo. Un adolescente que consume pastillas en la discoteca (a) acude generalmente con un grupo de amigos que han incorporado el consumo de drogas de síntesis como un elemento más de la diversión, y que esperan que todos los compañeros participen. Además, el joven (d) cree que las pastillas permiten prolongar la diversión y es raro que tengan efectos perjudiciales. Por último, (b) el interés por integrarse en el grupo de amigos y (c) pasarlo bien, proporciona la motivación para el consumo.

Según este modelo, es muy oportuno proporcionar información sobre las consecuencias de salud de determinadas drogas. Pero también es fundamental intervenir en las normas sociales al respecto. Este modelo está presente, por ejemplo, en los programas DINO y Órdago, y también están implícitos en muchas de las actividades del programa Ciudades.

Para citar este texto se ruega utilizar la siguiente referencia:

Maya Jariego, I. & Holgado, D. (2004). Implementación y potenciación comunitaria en la prevención de drogodependencias en el contexto educativo de Écija. Laboratorio de Redes Personales y Comunidades, Universidad de Sevilla. Estudio patrocinado por la Delegación Provincial de Asuntos Sociales de Sevilla de la Junta de Andalucía.

14.2.06

Factores de riesgo y protección

Los programas para prevenir adicciones se basan generalmente en el modelo de riesgo y protección. Ese enfoque ha resultado práctico para orientar la intervención hacia factores específicos. Además, se ha mostrado efectivo en la reducción de la incidencia del abuso de drogas. El sostén empírico del modelo lo proporcionan los estudios epidemiológicos. El caso es que tener información sobre la prevalencia del consumo de drogas en diversos segmentos de población no sólo sirve para conocer las necesidades de tratamiento, sino que orienta las decisiones de carácter estratégico.

En concreto, gracias a la investigación epidemiológica, disponemos de un inventario de los antecedentes más significativos de las toxicomanías. Por ejemplo, entre los más utilizados para justificar la intervención se encuentran los que resumimos a continuación:

Factores de riesgo

  • Percepción de que los padres o los compañeros consumen habitualmente drogas.
  • Percepción de que la familia o los compañeros aprueban el consumo.
  • Percepción de que las normas sociales (en general) no sancionan (o favorecen) el consumo.
  • Disponibilidad de acceso a las drogas.
  • Comportamientos antisociales o agresivos en la infancia.
  • Comportamientos delictivos.
  • Bajas expectativas académicas y sociales: fracaso escolar, absentismo, etcétera.
  • Expectativas positivas de consumo.

Factores protectores

  • Coacciones y normas sociales contrarias al consumo.
  • Habilidades sociales para resistir la presión de los iguales para consumir.
  • Redes sociales y apoyo social.

En la práctica, los factores de riesgo sirven para designar la población diana. Y los factores protectores proporcionan un fundamento para el tipo de actividades (preventivas) que llevar a cabo. Ambas son decisiones clave para concretar la estrategia de actuación: de hecho, con sólo estos dos pasos podemos tener una idea bastante aproximada de en qué va a consistir el programa.¿Cómo se hacen operativos estos dos pasos?

1. En primer lugar, se determina un grupo de alto riesgo al que administrar el programa (una vez que hemos verificado que está expuesto a varios de los factores antecedentes del abuso de drogas). Pensemos por ejemplo en un grupo de adolescentes que tienen problemas de comunicación con sus padres, que faltan ocasionalmente a la escuela, que cuentan con algún adulto consumidor en su familia y que viven en un barrio donde es frecuente que se les ofrezca cocaína o heroína. Cuando coinciden múltiples factores de riesgo –como los que acabamos de mencionar- se produce una potenciación mutua entre los mismos, y por eso hay que dar prioridad a los individuos que los padecen.

2. En segundo lugar, se actúa sobre el grupo elegido (en algunos casos para impedir el inicio del consumo, y en otros para evitar que el consumo se convierta en abusivo). Por ejemplo -basándonos en el conocimiento sobre los factores de protección-, podríamos trabajar con los adolescentes en pequeños grupos, cuestionando sus valores sobre el uso de drogas. Otra manera de intervenir en las normas sociales consistiría en organizar actividades extra-escolares que proporcionen un contexto de socialización alternativo.

Lo que muestra este sencillo ejemplo es que los factores de riesgo y protección son muy prácticos en el diseño de programas preventivos. Aunque no proporcionen una explicación muy elaborada del inicio y mantenimiento del consumo, contribuyen a mejorar la pertinencia y la suficiencia del programa. No obstante, estos factores también se han incorporado en modelos teóricos más amplios. En su conjunto, la evidencia epidemiológica parece remitir a las toxicomanías como un proceso de influencia social, en el que tienen un papel destacado (a) las normas del contexto, (b) los intentos de influencia de los compañeros, y (c) las habilidades del individuo para funcionar con autonomía. Quizá por eso se han utilizado modelos que –de un modo o de otro- sugieren vías para interferir en el proceso de influencia, y que integran algunas de las variables de riesgo y protección más significativas.

Para citar este texto se ruega utilizar la siguiente referencia:

Maya Jariego, I. & Holgado, D. (2004). Implementación y potenciación comunitaria en la prevención de drogodependencias en el contexto educativo de Écija. Laboratorio de Redes Personales y Comunidades, Universidad de Sevilla. Estudio patrocinado por la Delegación Provincial de Asuntos Sociales de Sevilla de la Junta de Andalucía.

© LRPC

10.2.06

Internet y prevención

Internet ha modificado sustancialmente la forma tradicional de comunicarnos y ha supuesto también la introducción de nuevas formas de comunicación. A través de la Red (a) desaparecen las barreras físicas que se imponen en la comunicación cara a cara, (b) se potencia la interactividad y el intercambio entre sus usuarios y (c) estos se pueden convertir tanto en emisores como en receptores de información. Con los recursos de comunicación que han surgido en Internet (páginas Web, blogs o bitácoras, foros de debate, chats, correo electrónico, grupos de noticias o listas de correo, entre otros) surgen enormes posibilidades de aplicación en campos muy diversos, entre ellos la prevención del consumo y abuso de drogas.

Por ejemplo, nos podemos encontrar en la red artículos sobre los usos de Internet en la prevención de drogas como el que aparece en este enlace:

http://estudiantes.medicinatv.com/fmc/lacoste/atencion4.asp

En él, Jesús A. Lacoste, Director y Webmaster del Instituto para el Estudio de las Adicciones, detalla cómo Internet puede servir de soporte para el desarrollo de programas preventivos o como apoyo a programas que se apliquen en el ámbito educativo o familiar. Para el autor, los programas que se desarrollan en la red tienen como ventaja que (a) la cantidad de información que es posible ofrecer es ilimitada, (b) el usuario puede tomar decisiones respecto al desarrollo del programa, (c) su disponibilidad es continua, (d) se eliminan las barreras físicas de la implantación en un contexto externo a la red, (e) el usuario se convierte en coautor del programa y (f) Internet es uno de los medios de comunicación más utilizado por los jóvenes por lo que es más fácil llegar a ellos.

Sin embargo, también plantea algunos riesgos que comporta el uso de Internet en prevención e intervención en drogodependencias como (a) el riesgo del autotratamiento, (b) la alteración de la relación terapéutica, (c) la posibilidad de mala información, intrusismo y publicidad engañosa, (d) la sobreinformación, dispersión de la intervención y fomento del consumo ante el escaso control sobre lo que se ofrece y (d) el riesgo de crear una nueva adicción, en este caso a la Red.

El mismo autor ha publicado un blog en el que anota entre otros, sus impresiones sobre la situación actual del consumo de drogas y las estrategias de prevención e intervención que se ponen en marcha:

http://www.lasdrogas.info/blog/?author_name=jalacoste/

Por último, un buen ejemplo de aplicación de las nuevas tecnologías a la prevención del consumo y abuso de drogas lo podemos encontrar en el siguiente enlace:

http://www.metropoli.info/

Esta orientada hacia la prevención del consumo de cannabis y dirigida a jóvenes. Mediante un diseño atractivo y cercano a las prácticas y costumbre de los adolescentes (uso del móvil, televisión, etcétera) se ofrece información sobre los usos y efectos del consumo de cannabis, las ideas erróneas que hay en torno a dicho consumo, además de información sobre la legislación al respecto y un servicio de consultas ágil y rápido.

El Observatorio Europeo y la evaluación de los programas

El Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías es un organismo creado por la Unión Europea para hacer frente de forma coordinada al problema del consumo y abuso de drogas desde todos los países que la integran. En su página Web informan de la situación general de las drogodependencias en los países de la Unión Europea, describen los recursos y las políticas que se siguen para hacer frente al problema de la droga en términos de prevención, reducción del riesgo, tratamiento, reintegración social, prevención de la delincuencia asociada a la drogadicción, etcétera. y detallan las publicaciones elaboradas con el apoyo de este organismo.

Además de los informes anuales sobre el problema de las drogodependencias en Europa, tienen otros artículos y guías relacionadas con las diferentes estrategias de prevención, intervención y tratamiento que ponen en marcha.

Una de estas publicaciones es una Guía para la Evaluación de las Intervenciones Preventivas en el Ámbito de las Drogodependencias, que se publicó en el año 1998. Está dirigida a profesionales que trabajen en prevención y además está pensada para servir como material didáctico para la formación en prevención. En ella, a través de preguntas clave, se describen las acciones necesarias para llevar a cabo la evaluación de los programas de prevención desde su planificación hasta la comunicación de los resultados pasando por la implantación y la evaluación de la efectividad.

La guía se divide en tres secciones:
  • Una primera en la que se detallan las estrategias y acciones necesarias para la planificación y ejecución de la evaluación.
  • Una segunda que proporciona ejemplos prácticos e información de referencia de cada uno de los pasos mencionados anteriormente.
  • La tercera parte está dedicada al glosario de los principales términos relacionados con el proceso de implementación y evaluación y que aparecen en la guía.

La página del Observatorio Europeo es la siguiente:

http://www.emcdda.eu.int/

Y es posible acceder a una copia en español de la guía de evaluación en la siguiente dirección:

http://www.emcdda.eu.int/?nnodeid=1738

8.2.06

Principales indicadores en la evaluación del consumo

La amplitud y gravedad del problema de consumo de drogas en la población en general y entre los jóvenes en particular, ha promovido el desarrollo de estudios sobre los patrones de consumo y otros indicadores asociados. Se trata de conocer el alcance del problema en la población entrevistada, de forma que sirva para orientar las diferentes iniciativas que se ponen en marcha en forma de políticas generales, planes de acción o programas de intervención en diferentes contextos y niveles. Algunos ejemplos en el ámbito nacional o europeo han aparecido ya en el blog. Además, también a diferentes niveles, y sobre todo con programas específicos, sirve para evaluar los resultados de aplicación de las diferentes actividades de prevención que se lleven a cabo (por ejemplo el programa “Ciudades ante las drogas”). La evaluación se lleva a cabo habitualmente a través de cuestionarios aplicados a una muestra representativa de la población que pretendemos evaluar.

La utilización de diferentes indicadores de evaluación depende de varios factores como (a) el objetivo de la evaluación (sólo de necesidades o bien evaluación de resultados a medio o largo plazo), (b) del contenido de la intervención que se lleve a cabo (que incida en la actitud hacia las drogas, habilidades sociales, que sea prevención específica o inespecífica, etcétera) o (c) de la población diana (población adulta o adolescente, población en general o en situación de riesgo, etcétera).

Algunos de los más utilizados en la literatura sobre el tema y en las encuestas a gran escala son:

  • Prevalencia de consumo. Se puede utilizar como medida indirecta de este indicador el número de personas que acudieron a algún servicio de asistencia o atención a población con problemas de consumo. Sin embargo, es una medida parcial que sólo muestra el consumo problemático de sustancias y no a aquellos consumidores no problemáticos u ocasionales. Medidas más utilizadas son el consumo habitual o reciente (medido como el consumo que se ha producido en los últimos 30 días) o el consumo en algún momento de la vida (medido a través del consumo experimental o que se produce por primera vez).
  • Policonsumo. El policonsumo hace referencia al consumo simultáneo de más de una sustancia. Es una forma especialmente peligrosa de consumo de drogas ya que se pueden potenciar los efectos tóxicos del consumo por separado. Las drogas más asociadas en el consumo suelen ser las legales (tabaco y alcohol) con alguna ilegal (cannabis o cocaína).
  • Edad de inicio al consumo. Nos permite comprobar qué drogas se consumen de forma más precoz entre los jóvenes. Son las drogas legales a las que se inician antes a su consumo los jóvenes, mientras que en las ilegales, el cánnabis es la que presenta una edad de inicio a su consumo más temprana.
  • Factores protectores y factores de riesgo. Conocer como influyen en el consumo diferentes factores nos puede permitir tomar decisiones sobre los objetivos o recursos del programa hacia aquellos factores que inciden de forma positiva en el consumo de sustancias en nuestra población diana. Los indicadores se pueden dividir en función de si se trata de factores sociodemográficos (influencia sobre el consumo de la edad, género o lugar de residencia, por ejemplo), factores familiares (clima o estructura familiar, estilo educativo de los padres o la existencia o no de consumo de drogas en los padres) y factores personales (creencias y actitudes ante las drogas, autoestima y satisfacción personal o el uso del tiempo libre).
  • Disponibilidad y peligrosidad percibida. La percepción que tenga la población de la disponibilidad de las diferentes drogas, es decir, de la facilidad de acceso a su consumo, nos sirve para detectar aquellas drogas sobre las que debe recaer las estrategias de prevención en mayor medida, pueden ser aquellas con las que antes experimenten los jóvenes al ser las más fácilmente accesibles. En cuanto a la peligrosidad percibida, nos puede mostrar el nivel de información con el que cuenta la población acerca de los efectos y perjuicios del consumo de las diferentes sustancias.

La evolución de estos indicadores a lo largo del tiempo, nos da una visión general del cambio en el predominio del consumo y la presencia de las diferentes drogas en distintos momentos. Por ejemplo, la disponibilidad percibida de la heroína ha disminuido drásticamente en los últimos años, junto con la casi desaparición de nuevos casos de consumidores entre los jóvenes, el aumento de la peligrosidad asociada a su consumo y la visión negativa de los consumidores de esta droga. Al contrario, el consumo de cocaína ha aumentado en los últimos años, junto con la disponibilidad percibida de la sustancia y una ligera disminución de la peligrosidad asociada a su consumo. Por otro lado, la actitud hacia el consumo de esta droga ha pasado a ser mucho más permisiva en años recientes (sobre todo entre la población joven).

Para citar este texto se ruega utilizar la siguiente referencia:

Maya Jariego, I. & Holgado, D. (2004). Implementación y potenciación comunitaria en la prevención de drogodependencias en el contexto educativo de Écija. Laboratorio de Redes Personales y Comunidades, Universidad de Sevilla. Estudio patrocinado por la Delegación Provincial de Asuntos Sociales de Sevilla de la Junta de Andalucía.

© LRPC

3.2.06

Evaluación de necesidades en Mairena del Aljarafe

En Mairena del Aljarafe llevan a cabo cada año una evaluación del consumo de drogas entre los jóvenes escolarizados. Los principales indicadores que miden son: los patrones de consumo de las principales drogas legales e ilegales, la edad de inicio a dicho consumo y el consumo paterno. También se plantean algunas dificultades relacionadas con este tipo de evaluación:

“En Mairena del Aljarafe, todos los años realizamos un estudio de consumo de drogas en toda la población perteneciente a los institutos de enseñanza secundaria. Solemos pasar un cuestionario a cada uno de los alumnos en la que la que se recogen datos de los siguientes indicadores:
  • Centro escolar, edad, género y curso.
  • Consumo de tabaco y alcohol en la familia (padres y madres).
  • Consumo en la actualidad de drogas legales (tabaco y alcohol) e ilegales (porros, cocaína, pastillas y otros). También medimos el consumo experimental (si lo han probado alguna vez).
  • La edad de inicio al consumo de estas drogas.
  • La presencia de consumo abusivo, medido a través de la frecuencia del consumo y el número de veces que se han emborrachado (una vez, varias veces, etcétera).

A la vez, les pasamos un cuestionario de evaluación en la que recogemos cómo ha sido la información que ha recibido el alumno, y qué le ha parecido. Esta encuesta nos da información sobre el consumo y sus tipos en los institutos y en los alumnos en un momento determinado.
Pero se nos plantean determinados problemas:

  • Queremos realizar un seguimiento durante dos o tres años para ver qué eficacia tienen los programas de prevención que estamos aplicando y nos resulta complicado, fundamentalmente porque los alumnos repiten, cambian de colegio, es difícil hacer el seguimiento de un alumno de primero de ESO a cuarto de ESO, etcétera.
  • Dentro de un mismo curso existen múltiples maneras diferentes en la que los alumnos se relacionan con las distintas sustancias, ¿Cómo podríamos realizar un estudio precoz de estas situaciones para poder actuar de una manera más específica en cada grupo? ¿Cómo tendrían que ser estas actuaciones sin llegar a estigmatizar a ningún grupo de alumnos?

Según el estudio que realizamos el año pasado, los alumnos conocen perfectamente cada una de las sustancias y no perciben algunas veces el riesgo que conlleva su consumo. Creemos que es importante trabajar no solo la sustancia en sí, sino otros temas como violencia, valores, relaciones de parejas en igualdad, educación vial y el consumo como factor importante de los accidentes de tráfico , habilidades sociales, comunicación etc.”

María del Carmen Moras
Coordinadora del programa “Ciudades ante las Drogas” en Mairena del Aljarafe.